

Arrancó el Cónclave. Hoy puede ser el día en que el mundo escuche un nuevo “Habemus Papam”. A las 16:30 de Roma (11:30 en Argentina), comienza la primera votación para elegir al próximo Papa, en medio de un clima de expectativa global.
Votan 133 cardenales de 70 países —la elección más diversa en la historia del Vaticano— y se necesitan 89 votos (dos tercios del total) para consagrar al nuevo líder de la Iglesia Católica.
Los cardenales escriben a mano un solo nombre en la papeleta con la frase: “Eligo in Summum Pontificem”. Luego, la doblan, juran y la depositan en una urna. Si el conteo no cierra, todo se destruye y se vuelve a empezar.
¿El dato clave? El humo. Negro: no hay Papa. Blanco: sí lo hay. Simple, pero cargado de historia.
Esta vez, el Vaticano parece una ONU de sotanas. Europa aporta 52 cardenales, América 37 (17 de Sudamérica), Asia 23, África 17 y Oceanía 4.
Italia sigue al tope con 17 electores, pero por primera vez países como Haití, Sudán del Sur y Malasia tienen voz en la votación.
El más joven es Mykola Bychok, un ucraniano de 45 años, mientras que el promedio de edad es de 70. No es una reunión de adolescentes, pero hay sangre nueva.
Aunque los nombres se mantienen en secreto, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, es uno de los más mencionados. Preside el Cónclave por la avanzada edad de Giovanni Battista Re, que a los 91 quedó fuera de juego.
Con desafíos que van desde los escándalos internos hasta su rol en los conflictos globales, el próximo Papa tiene un escenario bravo por delante. Y mientras las papeletas giran y el humo se alza, millones en el mundo miran al cielo… o al live de YouTube.