

En medio del imponente protocolo en la Basílica de San Pedro, hubo una imagen que rompió el guión y tocó corazones: una monja de 81 años, de rodillas frente al féretro de Jorge Bergoglio, llorando en silencio durante más de 20 minutos. Nadie la interrumpió. Todos la sintieron.
¿Quién es esa mujer?
Se trata de Sor Geneviève Jeanningros, una religiosa franco-argentina que fue mucho más que amiga del Papa Francisco. Fue su cómplice, su cable a tierra, su nexo con los que la Iglesia solía dejar afuera: feriantes, artistas de circo, personas trans y en situación de prostitución.
🇻🇦 #ElVaticano | La monja amiga del #PapaFrancisco, Sor Geneviève Jeanningros, rompió el protocolo para llorar su muerte.
— CadenaSé.com (@CadenaSeCom) April 23, 2025
Sor Geneviève, una monja argentina que vivió en Roma durante 57 años, sorprendió al mundo al aparecer en la despedida solemne del Papa Francisco, un acto que… pic.twitter.com/A7QKWnZ9nw
Francisco la apodaba “la enfant terrible”, y no era casual. Su compromiso con los olvidados la convirtió en una figura incómoda para algunos y luminosa para muchos. Vive en una caravana en Ostia, cerca de Roma, compartiendo el día a día con quienes pocos ven.
Desde 2022, empezó a llevar a personas trans y homosexuales a las audiencias generales de los miércoles.
“Lo aman tanto porque es la primera vez que un Papa los acoge. Le agradecen porque por fin encontraron una Iglesia que los escucha”, contó en una entrevista.
Pero su historia va aún más profundo. Geneviève es sobrina de Sor Léonie Duquet, la monja francesa desaparecida durante la dictadura argentina, secuestrada por Alfredo Astiz y asesinada en los tristemente célebres vuelos de la muerte. En 2011, testificó contra Astiz en Comodoro Py. También fue compañera de dolor de Bergoglio, ya que una de las víctimas fue su exjefa en el laboratorio donde trabajó como químico.