La tensión vuelve a instalarse dentro del Ejército Argentino tras la muerte de Facundo Gabriel Lima, un soldado voluntario de 23 años que fue encontrado sin vida en su departamento de Las Heras, Mendoza. El cuerpo fue hallado por familiares, quienes alertaron de inmediato a las autoridades.
El caso se suma a otros dos episodios ocurridos días atrás en la Quinta de Olivos y en Corrientes, conformando una seguidilla que encendió alarmas puertas adentro de la Fuerza.
La investigación quedó en manos de la fiscal de Homicidios Claudia Ríos, y los primeros indicios señalan que podría tratarse de un suicidio. Según medios locales, no se detectaron señales de participación de terceros en el lugar, aunque aún restan los resultados de la autopsia y de las pericias correspondientes.

A través de un mensaje institucional, el Ejército expresó su “profundo pesar” por la muerte del joven y manifestó su acompañamiento a la familia. También aseguró que se encuentra a disposición de la Justicia para colaborar con la investigación.
La cadena de casos comenzó con el fallecimiento de Rodrigo Gómez, un soldado de 21 años que prestaba servicio en la Quinta de Olivos. En ese episodio apareció una carta de despedida, donde el joven señalaba problemas económicos como causa de su decisión.
Poco después se confirmó la muerte del suboficial principal Juan Pereira en Monte Caseros, Corrientes. También fue encontrado sin vida dentro del cuartel, y las autoridades manejan la hipótesis de un suicidio.
En el caso de Mendoza, fuentes oficiales indicaron que el arma que provocó la muerte pertenecía al padre de Lima, quien se desempeña en el Liceo Militar General Espejo. El soldado estaba con licencia psiquiátrica, que venía renovándose cada quince días desde hacía más de un mes.
Por ahora, los tres hechos continúan bajo investigación judicial y administrativa, sin conclusiones finales. La seguidilla reavivó el debate interno sobre las condiciones de servicio, el acompañamiento psicológico y el clima dentro de las unidades militares.