

El presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio “Chiqui” Tapia, volvió a respaldar el polémico torneo de 30 equipos en Primera División. Lo hizo con un discurso centrado en la “formación” de futbolistas y entrenadores, aunque sus declaraciones reavivaron el debate sobre la verdadera competitividad del fútbol argentino.
“Somos formadores y por eso tenemos un torneo de 30 equipos”, aseguró Tapia en conferencia de prensa, destacando que el formato amplía las oportunidades dentro del profesionalismo: “Tener 30 equipos significa 300 jugadores más y 10 cuerpos técnicos más en Primera”.
El dirigente sanjuanino insistió en que la estructura actual “forma y capacita a más protagonistas”, pero sus palabras no convencieron a todos. Dentro y fuera de los clubes, muchos consideran que el campeonato se volvió extenso, desigual y con menor nivel de exigencia, donde los descensos y clasificaciones internacionales se definen más por el calendario que por el rendimiento.
Detrás del discurso formativo, varios analistas señalan que la expansión del torneo también tiene un costado político: mantener más clubes en la máxima categoría fortalece la base de apoyo del presidente en la Asamblea de la AFA, asegurando votos y alianzas.
El resultado es un fútbol argentino sobrepoblado y desbalanceado, donde conviven proyectos sólidos con instituciones que apenas logran sostenerse. Menos intensidad, menos recursos y menos previsibilidad: un cóctel que amenaza con nivelar hacia abajo la competencia y diluir el prestigio histórico de la Primera División.
Por ahora, Tapia no da el brazo a torcer. Y mientras la AFA insiste con la formación, la pelota sigue rodando en una liga que muchos sienten cada vez más inflada y menos atractiva.