

El viernes quedó marcado en rojo en la historia financiera argentina. El Banco Central (BCRA) tuvo que vender USD 678 millones en una sola rueda para intentar contener la escalada del dólar, en un mercado con operaciones por USD 842,7 millones. En otras palabras: el 80% de todo el negocio lo puso el Central.
La magnitud impacta: se trata de la mayor venta oficial desde octubre de 2019, cuando en pleno colapso pos-elecciones se sacrificaron USD 812 millones. Esta vez, el drenaje de divisas dejó las reservas en apenas USD 39.259 millones, el nivel más bajo desde julio.
El balance semanal tampoco trae alivio: en solo tres días, el BCRA quemó USD 1.110 millones, encendiendo todas las alarmas en la City. “El Central quedó solo en la cancha”, graficó un operador, aludiendo a la ausencia total de liquidaciones privadas.
El escenario recuerda peligrosamente a 2019: reservas que se evaporan, confianza en caída libre y un mercado cambiario que pide a gritos un nuevo plan. Por ahora, la única estrategia oficial es seguir interviniendo, pero la pregunta que circula es clara: ¿cuánto más puede resistir el Central a este ritmo?
Mientras tanto, los bonos argentinos se hunden y el dólar paralelo no afloja. El margen de maniobra es cada vez más chico, y la posibilidad de un endurecimiento del cepo o una devaluación empieza a colarse con fuerza en las especulaciones.