

Una serie de inundaciones devastadoras golpeó a Texas durante la madrugada del viernes y ya dejó al menos 32 personas muertas, entre ellas 14 chicos. Los equipos de rescate trabajan contra reloj para encontrar a más de 25 niñas desaparecidas que participaban de un campamento de verano cristiano en el condado de Kerr, donde el río Guadalupe creció más de seis metros en apenas dos horas.
“Fue un diluvio en plena noche. Nadie estaba preparado”, explicó el jefe de emergencias Nim Kidd.
El sheriff del condado de Kerr, Larry Leitha Jr., informó que ya recuperaron 27 cuerpos, entre ellos nueve menores. Hasta este sábado, se contabilizaban 850 evacuados y 160 rescates en helicóptero. Muchos turistas estaban acampando por el feriado del 4 de julio, lo que complica aún más la identificación de las víctimas.
En tres horas cayó el equivalente a un mes entero de lluvia. Una ciudad cercana, Hunt, registró 16,5 cm de agua en tiempo récord.
Según el congresista texano Chip Roy, ya hay 1.000 efectivos de rescate desplegados entre bomberos, policía, guardia nacional y personal federal. En tanto, el presidente Donald Trump y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, siguen de cerca el operativo.
“La lluvia superó por completo todos los pronósticos posibles”, admitió el Servicio Meteorológico Nacional.
La situación sigue siendo crítica. La mayoría de los rescatistas están trabajando en el cauce del río Guadalupe, donde aún se busca a los menores del campamento.
El desastre tomó por sorpresa a todos y dejó una escena de película de terror. La prioridad ahora: ubicar a los desaparecidos y contener nuevos desbordes, ante la amenaza de más lluvias para las próximas horas.