

En plena tensión geopolítica por el conflicto entre Israel e Irán, el precio del crudo pegó un salto y arrastró con él el precio de los combustibles en Argentina. Desde la medianoche del viernes, Puma aplicó una suba del 5% en nafta y gasoil. Shell ya anunció que hará lo mismo en las próximas horas.
YPF, el gran jugador del mercado, aún no definió si se suma o no.
"Estamos viendo aumentos escalonados. Es un ajuste inevitable", admiten desde las petroleras.
La razón de fondo está clara: el Brent pasó de US$ 63 a US$ 77 por barril en menos de un mes, lo que encendió las alarmas en las estaciones de servicio. Mientras las pizarras cambian de número, el Gobierno intenta frenar el golpe inflacionario que esto puede provocar.
Desde la Casa Rosada miran de reojo: cada 10% que sube la nafta, el IPC sube casi medio punto, según datos de Analytica. El último respiro que tuvo el índice de precios (con una inflación de mayo por debajo del 2%) podría esfumarse con este nuevo aumento.
Hasta ahora, la petrolera estatal venía conteniendo los precios: solo subió 0,5% el gasoil premium y 7% la nafta súper en lo que va del año, bastante menos que la inflación acumulada. Eso generó una brecha de hasta 8% con sus competidores, algo que difícilmente se sostenga si el Brent sigue escalando.
Shell ya avisó a sus operadores que el ajuste es inminente. Puma fue la primera en mover y nadie quiere quedarse atrás. “No hay margen para absorber más costos”, dicen desde el sector.
La guerra en Medio Oriente volvió a poner al petróleo en el centro de la escena. A eso se suma la incertidumbre electoral en Estados Unidos, lo que genera un combo explosivo para los mercados globales.
Desde la Administración de Información Energética de EE.UU. proyectan un promedio de US$ 74 por barril para este año, lo que pone presión extra en países importadores como Argentina.
Mientras tanto, en Vaca Muerta celebran: con un barril por encima de los US$ 70, las exportaciones ganan rentabilidad. Pero puertas adentro, los precios se recalientan.
⛽️ Otra vez, llenar el tanque duele. Y todavía falta saber qué hará YPF.