

Lo que parecía una casa común en Alem al 1000, Comodoro Rivadavia, escondía una realidad de horror: ocho adultos mayores vivían en un geriátrico clandestino, sin habilitación ni cuidados básicos.
“No tenían ni matafuegos, ni rampas. Y los atendía gente sin formación sanitaria”, dijeron desde el Municipio.
El operativo de clausura fue encabezado por Miguel Gómez, secretario de Control Urbano, junto a personal de Salud y Policía, tras una denuncia anónima.
El lugar no tenía ninguna medida de seguridad: ni salidas de emergencia, ni accesos adecuados para personas con movilidad reducida. La higiene brillaba por su ausencia y los residentes —muchos con demencia— no estaban recibiendo atención profesional.
“Era un abandono total. Un verdadero peligro para quienes vivían ahí”, aseguraron desde la Municipalidad.
Durante el procedimiento, apareció una mujer que dijo ser “encargada”, pero no supo decir quién era el dueño del geriátrico. Apenas deslizó que “estaría en Córdoba”.
El municipio ya inició una investigación para dar con el responsable legal del establecimiento y analiza aplicar sanciones penales.
Desde el área de Salud aseguraron que los residentes fueron revisados médicamente y, por el momento, no serán trasladados por la fuerza.
“No queremos revictimizarlos. Están en una situación de extrema vulnerabilidad”, explicó Gómez.
Algunos familiares ya fueron contactados y comenzaron a acercarse para interiorizarse sobre el estado de los abuelos.
La causa sigue abierta y no se descartan más denuncias.
Un escándalo que pone en el centro la necesidad urgente de controlar geriátricos ilegales en todo el país.