

La naturaleza no dio tregua. La ciudad de Blatten, en los Alpes suizos, quedó sepultada bajo una avalancha brutal después de que parte del glaciar Birch se desplomara montaña abajo.
El alud fue tan fuerte que los sismógrafos lo registraron como un terremoto de magnitud 3.1, mientras una nube gigante de escombros cubría todo a su paso.
🇨🇭 SUISSE : Une énorme partie du glacier du Birch s'est effondrée dans le Lötschental, provoquant un séisme de magnitude 3,1 sur l’échelle de Richter.
— Infos Françaises (@InfosFrancaises) May 28, 2025
Le village de Blatten, qui avait été évacué, est presque totalement détruit en quelques secondes. Une personne est portée… pic.twitter.com/5Nku3gda7R
Las imágenes tomadas por drones muestran un panorama desolador: casas enterradas, calles desaparecidas y todo cubierto de barro.
El alcalde Matthias Bellwald lo resumió con una frase que partió el alma:
"Perdimos nuestro pueblo, pero no nuestro corazón".
Por suerte, los 300 vecinos habían sido evacuados una semana antes, gracias a que los expertos venían monitoreando el glaciar y habían detectado movimientos peligrosos.
Aún así, la tensión no termina: autoridades suizas advirtieron que otras localidades cercanas podrían correr la misma suerte.
La catástrofe reavivó el debate sobre el deshielo acelerado: en 2023, Suiza perdió el 4% del volumen total de sus glaciares.
El gobierno ya prometió ayuda para reubicar a los afectados, pero la pregunta de fondo sigue flotando:
¿Hasta cuándo vamos a mirar para otro lado frente al cambio climático?
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