Una elección de los jugadores del reality les salió muy cara. En medio del escándalo, una concursante terminó llorando pidiendo para marcharse
Las emociones están a flor de piel en Gran Hermano. En la noche del lunes volvió a caldearse el ambiente y todo terminó con Sandra, cubierta de lágrimas, pidiendo abandonar el juego en una charla desconsolada en el confesionario.
Todo se inició con la apertura del kiosco, un beneficio que le da el programa a los concursantes para que pueden tentarse con golosinas, chocolates, helados y otro tipo de beneficios como más mancuernas para el gimnasio, una guitarra o un “sobre misterioso”. El único requisito es que tienen que ponerse todos de acuerdo, algo no menor en una casa crispada.
Los jugadores terminaron divididos en dos: los que querían un asado, vino y cigarrillos contra los otros, que querían apostar a su suerte con la posibilidad incierta del contenido del sobre. Estos últimos fueron los que terminaron imponiéndose y se llevaron… ¡un mazo de cartas!
La decepción fue total, pero sobre todo para la pescadora de La Plata, quien observó toda la escena con contenido nerviosismo y cuando se reveló el inesperado premio terminó abandonando la discusión que se desató en pleno living para golpear la puerta del confesionario. Ahí manifestó toda su frustración como su deseo de abandonar el juego.
“Gran Hermano, vengo porque me quiero ir. No voy a pasar el 24 acá sin un cigarrillo”, comentó, en la puerta aun sin entrar al confesionario, al borde del llanto. La jugadora es una de las que más fuma en este temporada y su adicción le está haciendo difícil su día a día.
Unos minutos después, mientras seguía la pelea de los concursantes por la pésima elección que habían realizado, Sandra se sentó en el sillón del confesionario para descargarse y manifestar sus intenciones de irse. “Me quiero ir. Se viene el 24 y hace tres días que no fumo y estoy tratando de manejarlo. Más allá de que está bien, no tienen por qué elegir el asado, el vino y los tres atados de cigarrillos, no tuvieron tampoco consideración. Y no lo voy a poder sostener, como dijo Santiago del Moro, hasta la otra semana”, manifestó, con la cara desbordada por de lágrimas.
“No voy a seguir angustiándome. La estoy pasando mal ya desde la otra vez. No quiero seguir pasándola así, lamentablemente. Más teniendo el 24 mañana y ni siquiera sin poder fumar un cigarrillo. Y entiendo que yo lo sabía y que esto es un juego”, afirmó.
“Me siento entre la espada y la pared”, siguió. “Me dijeron que no, que espere hasta el lunes y con toda la expectativa para que hoy pase esto y ni siquiera nos tengan en cuenta a los que fumamos. No la quiero seguir pasando así, fumando cada vez menos, tratando de hacer cualquier cosa para que no pensar y se me pase el tiempo”, continuó, con la voz entrecortada.
Su reacción fue tan sorpresiva que el conductor, tal como lo había hecho la temporada anterior como Emma Vich, terminó refiriéndose al tabaquismo, a cómo es una enfermedad crónica y los efectos de la nicotina. Sin embargo, terminó entendiendo el caso y le dio a Sandra la posibilidad de que pueda tener cigarrillos para los próximos días.
El conductor ingresó de nuevo en la casa, que seguía en un clima convulsionado, para anunciarles a los jugadores que iban a tener un desafío para que puedan ganarse atados de cigarrillo y helados para los no fumadores: para recibirlos deberán realizar una coreografía en la que tendrán que participar todos y luego serán evaluados para ver si está aprobado. Una solución momentánea para la concursante de alto perfil que agradeció el gesto, mientras era abrazada por una compañera.