Justin Ray Donaldson ganó el control financiero de una mujer de 73 años en un centro comunitario, llevándola a firmar préstamos y desviar dinero en su beneficio
“Justin Ray Donaldson ahora está en la cárcel después de estafar a una mujer mayor, estafarle miles de dólares y convertirse en su apoderado”. Así resumió la Oficina del Sheriff del Condado de Anderson en un comunicado el desenlace de una trama de engaño que se gestó en los pasillos de un centro para personas mayores en Carolina del Sur. ¿Quién podría sospechar que un hombre de 35 años, con apariencia amable y palabras cuidadosas, sería el arquitecto de un fraude que devastaría a una viuda reciente de 73 años?
La historia comienza tras la muerte del esposo de la víctima. Dolida y buscando un refugio emocional, la mujer acudió a un centro comunitario para participar en actividades y clases. Allí conoció a Donaldson, quien rápidamente estableció una relación que los investigadores describieron como “similar a la de un nieto”. La policía confirmó que él no era parte del personal del lugar, pero eso no impidió que ganara la confianza de la mujer y, lo que sería más grave, el control absoluto sobre sus decisiones financieras.
“Se abalanzó sobre ella durante su estado vulnerable”, declaró un portavoz de la oficina del sheriff a Law & Crime, detallando cómo Donaldson utilizó la persuasión para convencerla de que padecía demencia. Este argumento, completamente falso, fue suficiente para que la mujer eliminara a sus propias hijas como apoderadas y cediera el control a Donaldson. Con el poder notarial en sus manos, accedió a las cuentas bancarias de la víctima y comenzó a desviar dinero para su beneficio.
El paso final de su plan no se limitó a pequeñas transacciones. “El broche de oro de este complot es que Donaldson le ordenó a ella que solicitara un préstamo con garantía hipotecaria para ‘reparaciones del hogar’”, revelaron las autoridades en una publicación en Facebook. Ese préstamo de cinco cifras fue utilizado para adquirir una camioneta Chevrolet Tahoe 2015 por 28.525 USD, una compra que finalmente destapó el engaño.
El esquema meticuloso de Justin Ray Donaldson comenzó a desmoronarse a principios de diciembre, cuando la víctima, al darse cuenta de las inconsistencias en las promesas de su supuesto apoderado, decidió denunciar el fraude. La camioneta, adquirida con el préstamo hipotecario que Donaldson la había obligado a solicitar, se convirtió en la pieza clave para vincularlo al delito.
Donaldson, acusado formalmente de “abuso de confianza por más de 10.000 USD”, fue arrestado y llevado al Centro de Detención del Condado de Anderson. Sin embargo, no permaneció mucho tiempo tras las rejas. “Pagó una fianza de 10.000 USD el 17 de diciembre y fue liberado”, reportó la Oficina del Sheriff a Law & Crime, un giro que añadió más tensión a una historia marcada por la traición y la manipulación.
El caso de Donaldson ha encendido las alarmas sobre las vulnerabilidad de las personas mayores, especialmente en momentos de duelo.
Poco se sabe sobre el pasado de Justin Ray Donaldson, más allá de los detalles que emergieron durante la investigación de su último fraude. Originario de Pickens, Carolina del Sur, Donaldson, de 35 años, no era un empleado ni un colaborador del centro para personas mayores que frecuentaba su víctima, lo que plantea preguntas sobre cómo logró integrarse en ese entorno sin levantar sospechas.
Hasta el momento, las autoridades no han señalado si Donaldson tiene antecedentes penales similares o un historial de estafas, pero su modus operandi sugiere que no era un novato en este tipo de delitos. Su habilidad para manipular a la viuda —convenciéndola no solo de otorgarle el poder notarial, sino también de desconfiar de sus propias hijas— pone de manifiesto una personalidad calculadora y experta en identificar y explotar vulnerabilidades emocionales.
A pesar de no ser parte del personal del centro comunitario, Donaldson accedió a los talleres y actividades con relativa facilidad, una brecha que permitió que su plan prosperara sin obstáculos iniciales.
Los investigadores consideran que este caso representa un llamado urgente a fortalecer las redes de apoyo para las personas mayores y establecer controles más estrictos en los entornos que frecuentan. ¿Cuántos otros depredadores pueden estar aprovechándose de situaciones similares?