Este martes se cumplen tres años del crimen de Lola Jazmín Montero, la beba de cinco meses que fue asesinada de un disparo en Dock Sud, Avellaneda. La espera se hizo eterna para la familia de la víctima, pero en los próximos días se dará a conocer el veredicto en el debate oral que juzga a dos sospechosos.
El juicio comenzó el 5 de octubre y el pasado 18 se realizó la tercera audiencia en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°1 de Avellaneda-Lanús. Los imputados son Iván Amarilla (25) y Hernán García (28), ambos acusados por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego”.
El transcurso de las audiencias fue un tanto complejo para los integrantes de la familia Montero. Al dolor de tener que reconstruir el crimen de la beba de cinco meses, se le sumaron denuncias por amenazas y el impedimento a algunos de los hermanos de la víctima a pasar a la sala.
“Solamente me dejaron entrar a mí, a mi esposa y a dos hermanos, nada más. Somos una familia numerosa, somos ocho hermanos, algunos tuvieron que quedarse afuera. Sin saber, sin ver todo con claridad”, lamentó José Montero, padre de la beba.
A eso se le sumó el cruce entre los testigos que presentaron las distintas partes. Según señaló el papá de la víctima, sus familiares sufrieron amenazas verbales desde el entorno de los imputados.
El viernes pasado se realizó una de las audiencias más movilizantes para los padres de Lola, dado que tuvieron que realizar la reconstrucción del crimen de su hija en la torre 5 del complejo habitacional donde ocurrió todo.
José Montero, padre de la víctima, contó a TN que estuvieron presentes los jueces, los defensores y la fiscal en la inspección ocular. “Fue terrible tener que contar dónde pasó cada cosa y qué fue lo que vivimos”, señaló. Previo a recordar el episodio, la mamá de Lola agregó: “Yo con ella festejé mi cumpleaños, vino el Día de la Madre y me la sacaron”.
En ese contexto, Carolina Orellana recordó cómo fue el episodio: “Yo estaba esperando que atiendan a una chica, después venía yo. Yo lo vi a Mariano (Dacosta) salir de mi espalda y cuando llega a la puerta, ahí se escucharon los tiros. Una chica dijo ´fijate mamá que le sangra la cabeza´. Fue el último grito, la di vuelta y tenía la bala en la cabeza”.
El Mariano que señalan tanto Carolina como José es Mariano Dacosta, el tercer involucrado en el tiroteo que no está detenido ni imputado por la muerte de Lola. Amarilla y García le dispararon a él, pero la bala rebotó y le impactó a la beba.
“Mariano también tiene que estar preso. Sé que está libre, pero él también tiene que estar. Los tiros eran para él, cuando salía de la torre, y fueron para mi nena”, dijo Carolina tras la inspección ocular realizada el viernes pasado.
José, en esa misma línea, agregó: “Es tan culpable como los otros. Si Mariano no hubiese corrido, yo hoy la tendría a mi nena con 4 años saltando, jugando y contenta, en vez de tener que reclamar justicia. Habríamos festejado el Día de la Madre con la nena”.
La próxima audiencia será el lunes 28 de octubre, la fecha inicial en la que estaba fijada la sentencia. En noviembre, mientras tanto, se realizarán los alegatos de cierre y se dará a conocer el veredicto.
La familia de la víctima realizará una marcha de velas en la torre 5 del complejo habitacional donde sucedió todo. La manifestación será este martes las 19:00 y tendrá como lema el pedido de justicia por Lola Jazmín Montero.
A tres años del crimen, así fue el asesinato de Lola Jazmín Montero
El dramático crimen ocurrió el 22 de octubre de 2021, cuando Carolina Orellana (41) decidió salir de su casa con su beba en brazos para ir a la panadería. Un par de pasos la separaban del comercio ubicado en uno de los pasillos del complejo habitacional Nicolás Avellaneda, del barrio de Dock Sud, por lo que rápidamente llegó y se puso en la fila para comprar.
En cuestión de segundos Iván Amarilla (25) y Hernán García (28) entraron armados al pasillo donde estaban ubicados los negocios y comenzaron a disparar. El objetivo era Mariano Dacosta (28), un joven que días antes había amenazado a la madre de Amarilla.
Dacosta estaba en una verdulería ubicada justo frente a la panadería donde Carolina esperaba por comprar. Pero uno de los dos disparos que tiró rebotó en una pared e impactó en el costado derecho de la cabeza de la beba.
Los propios vecinos le advirtieron a Orellana que su hija estaba sangrando producto del balazo y, en consecuencia, corrieron a avisarle a José Montero (46), el padre de la nena, que se había quedado durmiendo en la casa.
“Fue un momento desesperante. Me vinieron a avisar y estaba trabada la cerradura de la puerta, no sé ni cómo la llegaron a abrir. Cuando salí me encontré a mi señora desesperada, con la nena en brazos”, recordó José en diálogo con TN.
La acción fue instantánea: Montero alzó a su hija y se metió en el auto de un vecino que lo dejó a pocas cuadras de un destacamento policial. “Nos llevó la policía hasta el hospital, una iba haciéndole RCP”, relató.
La beba llegó a ingresar con vida al Hospital Fiorito, pero unas horas después falleció a causa de la grave herida que le había causado la bala. “Yo le rogaba a Dios para que no se fuera. Es imposible de explicar lo que vivimos aquel día”, contó.
Esa misma noche tuvo la visita de Mariano Dacosta, el hombre que era el objetivo de los agresores, que le hizo un tibio pedido de disculpas. “Como bardearon estos giles”, fue la frase que esbozó.
“Le metí un arrebato, él estaba empastado y yo estaba muy enojado. Era para él esa bala, si no hubiese corrido, mi nena estaría viva”, dijo Montero sobre aquel encuentro, unas horas después del crimen de su hija.
El padre de la víctima contó que conocía a Dacosta y a toda su familia: “Lo intenté ayudar un montón de veces, lo conozco de chiquito al igual que a su familia. Le decía que no tratara mal a la madre y que se pusiera las pilas. Estuvo preso y salió”.
“Yo trataba de llevarlo para un buen lado. Qué ironía que yo estaba intentando provocarle cosas buenas y a mí me provocó lo peor que me pudo pasar en la vida”, reflexionó.