La localidad de Mariano Acosta, en el partido de Merlo, sigue conmocionada por el brutal crimen de Julio Fioroni, un hombre de 39 años que fue linchado por un grupo de vecinos en un confuso episodio. En medio del dolor, su familia reclama justicia mientras el barrio no encuentra explicación para el trágico desenlace.
La golpiza que terminó con la vida de Fioroni ocurrió el 12 de octubre. Su familia explicó que él atravesaba una profunda crisis emocional, agravada por problemas de adicción al alcohol y las drogas, lo que lo había dejado en un estado de vulnerabilidad.
Esa fatídica tarde, Julio estaba alterado. El cóctel de angustia y desorientación lo llevó a tener un brote psicótico y empezó a correr por las calles del barrio mientras buscaba refugio. Lo que ocurrió después fue una cadena de malentendidos que terminó en tragedia.
En su desesperación, el hombre entró a una primera casa para pedir ayuda, pero fue recibido con violencia. Un joven lo golpeó, desorientándolo aún más. Aterrorizado, escapó para buscar protección en lo de otro vecino.
Julio saltó un paredón para resguardarse, pero la situación se tornó caótica. Su hermana, Bibiana Fioroni, aseguró que cuando los vecinos lo vieron, en lugar de socorrerlo, lo atacaron brutalmente.
Cómo avanza la investigación
El caso quedó en manos de los fiscales Hugo Ravizzini y Matías Rappazzo, de la Fiscalía Nº 7 de Morón, que ahora intentan desentrañar cómo un episodio de confusión terminó en un linchamiento.
El 19 de octubre, los resultados de la autopsia sobre el cuerpo de la víctima confirmaron que había muerto por “asfixia mecánica”. Lo habrían estrangulado, según las pericias, con una manguera. La investigación determinó que entre cuatro y seis personas participaron en el ataque, pero ninguna fue identificada formalmente, por lo que no hay detenidos.
Un familiar confirmó a TN que hay varios sospechosos que fueron señalados por su entorno, pero reclaman que todavía no se avanzó en las imputaciones, ya que esperaban más testimonios para los próximos días y los resultados de las pericias que se hicieron en la escena del crimen.
“Vamos a ser prudentes. Nuestra familia no escracha a nadie. La Justicia está trabajando en la causa”, expresó su hermana en ese sentido, ya que habían circulado la foto de los supuestos asesinos en las redes.
En ese contexto, la investigación enfrenta un obstáculo importante: la única cámara de seguridad en la cuadra no registró lo sucedido, lo que complica aún más el esclarecimiento de los hechos.
El dolor de la familia y el pedido de justicia
El 21 de octubre, los restos de Fioroni fueron despedidos en el Velatorio Municipal de Merlo y luego inhumados en el cementerio Santa Mónica de Libertad. Familiares, amigos y vecinos se reunieron en medio de un profundo dolor para rendirle homenaje, pero también con una demanda clara: que se haga justicia.
Su hermana contó que Julio trabajó durante más de 13 años como chofer en Transportes Unidos Merlo, pero tras su separación y el deterioro de su salud mental, perdió el empleo. Sumado a eso, sus problemas con el alcohol y las drogas lo llevaron a una situación límite, pero quienes lo conocían destacan que era un hombre querido, padre de tres hijos.
Una tía de Julio volcó su tristeza y rabia en redes sociales. “¡Le arrebataron la vida con tanta violencia! Le quitaron el padre a mi sobrino y el hijo a una madre, como si fueran dueños de la vida, sabiendo que no estaba en su sano juicio. No merecía morir así”, escribió.
“Fue con tanta maldad, sabiendo por lo que estabas pasando. Asesinos. Sé que la verdad va a salir a la luz y los culpables van a pagar. Creo en la justicia divina, que tal vez tarde, pero siempre llega”, agregó.