El actual intendente de Paso de la Patria, Guillermo Osnaghi, confirmó que su candidata para sucederlo en las próximas elecciones municipales será su propia hija, Cecilia Osnaghi. Este anuncio ha generado reacciones en la comunidad, ya que se percibe como parte de una tendencia en la política argentina de mantener el poder dentro de los círculos familiares.
El caso de Osnaghi no es aislado. Situaciones similares han ocurrido en otras provincias, como Chaco, donde el exgobernador Jorge Capitanich promovió a su hermano Daniel Capitanich en la esfera política, o el caso de Bruno Cipolini en Sáenz Peña. En la provincia de Corrientes también se ha visto esta práctica, con el gobernador Gustavo Valdés impulsando a su hermano, actual intendente de Ituzaingó, como posible sucesor.
Este tipo de sucesiones familiares en la política ha generado críticas sobre la perpetuación de los mismos apellidos en el poder, lo que algunos sectores consideran una forma de «feudalismo moderno». La población, en tanto, ¿comenzará a expresar su descontento, exigiendo cambios y una renovación en la dirigencia política, cansada de los mismos métodos aplicados por los mismos actores?
El anuncio de Osnaghi ha despertado el debate sobre si los líderes políticos están subestimando al electorado, y si este tipo de maniobras podría ser castigado en las urnas por una ciudadanía que cada vez reclama más transparencia y alternancia en el poder.