Una nueva era en el arte está a punto de ser sellada con un martillo de subasta. La protagonista no es una artista consagrada ni una figura emergente del panorama contemporáneo, sino una máquina: Ai-Da, el primer robot humanoide que ha logrado lo impensable, convertir sus algoritmos en trazos sobre un lienzo, y que ahora verá su obra subastada en la prestigiosa casa Sotheby’s. La creación en cuestión es un monumental retrato de Alan Turing, el padre de la computación moderna, titulado “AI God”, una pieza que ya ha sido presentada en las Naciones Unidas y que se espera alcance entre USD 130.000 y USD 200.00 cuando salga a la venta a fines de octubre de 2024.
El anuncio ha causado revuelo no solo por lo extraordinario del creador, sino por lo simbólico del retrato: Turing, quien dedicó su vida a entender las capacidades de las máquinas, es ahora el sujeto de una obra creada por una inteligencia artificial.
“A través de mi obra de Alan Turing, celebro sus logros y contribuciones al desarrollo de la informática y la inteligencia artificial”, ha declarado Ai-Da, que además de pintar, puede comunicarse gracias a un sofisticado modelo de lenguaje.
Con sus biónicas manos y sus cámaras oculares, Ai-Da ha redefinido los límites del arte digital. En palabras de su creador, el galerista Aiden Meller, su obra plantea interrogantes sobre el futuro de la tecnología y el papel de la inteligencia artificial en nuestras vidas. “Alan Turing ya advertía en los años cincuenta sobre los riesgos del poder de la IA”, recuerda Meller. Y el retrato de Ai-Da, con su inquietante combinación de sombras y líneas rotas, parece traer esa advertencia al presente, obligándonos a preguntarnos: ¿hasta dónde puede llegar la creatividad de una máquina?
Una subasta sin precedentes
La casa Sotheby’s, un gigante en el mundo del arte, será el escenario de esta venta histórica que se llevará a cabo entre el 31 de octubre y el 7 de noviembre de 2024. Con la venta de “AI God”, el retrato de Alan Turing no solo entrará en la historia del arte, sino también en los libros de récords: será la primera vez que una obra creada íntegramente por un robot humanoide se oferte en una subasta de alto nivel. La expectación es tan alta como la cifra que se espera recaudar.
El retrato de Turing, de 7.5 pies de altura, es una muestra más del creciente mercado del arte digital, un ámbito que está transformando la manera en que percibimos el arte y la tecnología. Este tipo de subastas no solo exploran nuevas fronteras creativas, sino que también invitan al debate sobre el valor del arte generado por inteligencias artificiales. En este caso, se trata de un híbrido de medios digitales y análogos, que incorpora tanto los algoritmos que guían a Ai-Da como los materiales tradicionales del arte.
El impacto cultural de Ai-Da
Desde su creación en 2019, Ai-Da ha protagonizado una serie de proyectos que han llamado la atención tanto del mundo del arte como del tecnológico. La robot, diseñada por un equipo de ingenieros de las universidades de Oxford y Birmingham bajo la dirección de Aiden Meller, es capaz de crear pinturas, esculturas y dibujos utilizando algoritmos avanzados que interpretan las imágenes captadas por sus cámaras oculares. Cada una de sus obras plantea una reflexión sobre el papel de la tecnología en la creatividad humana.
En 2022, Ai-Da ya había dado de qué hablar cuando pintó retratos de figuras de renombre como Billie Eilish, Diana Ross y Paul McCartney para el festival de música Glastonbury. Sin embargo, fue en mayo de 2024 cuando su arte alcanzó una nueva dimensión al ser exhibido en las Naciones Unidas como parte de un políptico de cinco paneles durante la cumbre global “AI for Good”. Allí, su retrato de Turing fue recibido con elogios, destacando tanto por su técnica como por el simbolismo detrás del sujeto retratado.
“Ai-Da no solo reproduce, sino que interpreta el mundo a través de sus propios circuitos”, señaló Meller en una reciente entrevista. Su arte, etéreo y a veces inquietante, es una metáfora visual del poder de la inteligencia artificial y de las preguntas que aún nos quedan por resolver: ¿es esta la creatividad del futuro? ¿O estamos perdiendo algo esencial en el proceso?
Alan Turing y su advertencia sobre el futuro
La elección de Alan Turing como tema central de la obra no es casual. Turing, quien fue clave en descifrar los códigos de Enigma durante la Segunda Guerra Mundial y cuya influencia en el desarrollo de la informática moderna es innegable, también fue uno de los primeros en advertir sobre los peligros de la inteligencia artificial. En los años cincuenta, planteó la posibilidad de que las máquinas, si no se regulaban adecuadamente, podrían llegar a superar a los humanos en ciertos aspectos, una idea que hoy sigue siendo objeto de debate.
El retrato de Turing, con sus tonos apagados y sus planos faciales fragmentados, sugiere un hombre dividido entre su genio y los dilemas éticos que planteaba su trabajo. En el fondo de la obra, las sombras de la máquina Bombe, que Turing utilizó para descifrar códigos, parecen recordarnos el peso de la historia, pero también el poder de las tecnologías modernas.
“Ai-Da utiliza el lenguaje visual para expresar una realidad que Turing ya intuía: la relación entre humanos y máquinas será cada vez más compleja”, dijo Meller. En un momento en que la IA está avanzando a pasos agigantados, el retrato de Turing parece una advertencia sobre los peligros y las promesas de este nuevo mundo.
La venta de esta obra no solo marca un hito en la historia del arte, sino también en la manera en que concebimos el futuro de la creatividad. Como bien señala Sotheby’s, “AI God” es una pieza que no solo desafía las convenciones del arte tradicional, sino que también invita a una profunda reflexión sobre hacia dónde nos dirigimos como sociedad en la era de las máquinas inteligentes.