Lizy Tagliani no deja de sorprender con su capacidad para transformar cualquier situación en una explosión de humor y emoción. Esta vez, la conductora y actriz compartió una advertencia cargada de ironía y sinceridad dirigida a la producción de su programa La Peña de Morfi (Telefe), antes del Día de la Madre, una fecha que, por primera vez, la tocará de cerca luego de anunciar en agosto su decisión de adoptar junto a su marido, Sebastián Nebot.
Apelando a su estilo característico, sin dejar nunca de lado el humor, reveló en su programa de radio Arriba bebé (Pop Radio) la conversación que mantuvo con el equipo del programa televisivo para evitar que el homenaje del Día de la Madre se desvíe hacia su persona de manera exagerada. “Ya les dije en La Peña, ‘por favor, con el Día de la Madre seamos cautos’. ¿Yo me lo merezco? Sí. ¿Seré buena madre en algún momento? No lo sabremos”, comenzó su relato. Entre risas y reflexiones, continuó cuestionándose: “¿Estoy cumpliendo ese rol? Sí. ¿Me gusta ser mujer? Sí. ¿Me encanta identificarme con el género femenino? ¡Sí! Pero no abusemos del homenaje a mi primer Día de la Madre”.
Tagliani no paró ahí, proponiendo de forma sarcástica la creación de un día especial para madres como ella: “Inventemos el día de la familia adoptiva, el día de la mamá trabuca, si me querés hacer un homenaje. ¡No abusemos!”, exclamó entre carcajadas, provocando una explosión de risas entre sus compañeros.
El humor, sin embargo, no fue suficiente para opacar un reclamo mucho más profundo. Así, con su mordacidad habitual, hizo una crítica al peso simbólico que recae sobre el Día de la Madre, una celebración tradicionalmente ligada al sacrificio físico de la gestación. “Porque si yo estuve nueve meses vomitando el hígado, las patas hinchadas, me hicieron la sutura…”, comenzó a enumerar en una hilarante pero aguda descripción de lo que muchas madres biológicas experimentan durante el embarazo.
“Mi marido me quería c… y tenía que hacerme romper el c… para que no se vaya con otra”, agregó, pintando una imagen cruda y cómica de las presiones que las mujeres enfrentan dentro de relaciones convencionales. “Las varices que no me dan, los tobillos inflados que no puedo ni caminar, el médico que me rompe las pelotas cada cinco minutos, uno que me dice que estoy gorda, otro que me dice que estoy flaca… ¡la trasvaginal!”, continuó, en un relato que, a pesar de estar teñido de humor, reflejó los desafíos físicos y emocionales asociados al embarazo.
La catarsis de Lizy alcanzó su cúspide cuando lanzó, con una mezcla de burla y resignación: “Rompo bolsa, me voy al hospital, grito como una condenada, la enfermera que no me atiende, el otro que no me pasa el paño… Grito, nace el pendejo, llora y todo. Y de repente prendo la tele el domingo, mi primer Día de la Madre, con el pibe ahí, con dos meses, después de todo lo que parí, y le están haciendo un homenaje a un señor que es mamá… ¡Me da una bronca!”. Una reflexión potente que, en medio del humor, abrió la puerta a una crítica sobre las expectativas y roles que la sociedad impone en torno a la maternidad y los derechos de las familias adoptivas.
Con esta advertencia, Lizy Tagliani dejó claro que, aunque no haya pasado por el proceso biológico del embarazo, su rol como madre no merece menos consideración. Su historia, llena de matices y desafíos, invitó a reflexionar sobre qué significa ser madre y cómo se puede resignificar el Día de la Madre para incluir todas las formas de maternidad, sin exclusiones ni distinciones.