Moflin es una mascota robótica diseñada para imitar el comportamiento emocional de un ser vivo, con una apariencia similar a la de un hámster. Este robot con inteligencia artificial ha sido creado para interactuar con las personas, desarrollando emociones que cambian en función de la atención que recibe, lo que lo convierte en un compañero que responde de manera afectiva a las interacciones humanas.
El robot, que cabe en la palma de la mano y tiene el aspecto de un pequeño peluche, es capaz de moverse por sí solo y emitir sonidos que reflejan su estado emocional.
Moflin reacciona cuando no recibe atención, mostrando un comportamiento que sugiere malestar o tristeza, similar al de una mascota real. Al ser acariciado, puede “alegrarse”, proporcionando así una experiencia de compañía y cuidado que simula la interacción con un animal vivo.
Además de estas características, Moflin cuenta con un cargador con forma de cama, que refuerza la idea de que el robot “descansa” cuando no está en compañía de su dueño.
Moflin, el peluche robot con emociones
Moflin es una mascota robótica con apariencia de peluche que utiliza inteligencia artificial para aprender del comportamiento de su dueño y ofrecerle una compañía más personalizada. Este robot ha sido diseñado para desarrollar un vínculo emocional con su usuario, lo que se traduce en un crecimiento de sus “sentimientos” a medida que pasan tiempo juntos.
Según la interacción, Moflin es capaz de reconocer la voz de su propietario y adaptarse a la forma en que este se relaciona con él, creando un lazo afectivo que se profundiza con el tiempo.
En sus primeros días, Moflin experimenta un “crecimiento emocional”. Desde su configuración inicial, el robot comienza a desarrollar emociones, aunque en esta etapa sus movimientos y sonidos son limitados, representando una fase de “juventud”. A medida que avanzan los días, sus reacciones y su expresividad emocional se vuelven más complejas.
Alrededor de los 25 días, Moflin comienza a mostrar un mayor apego a su dueño, con emociones más variadas. Pasados 50 días, su gama de emociones incluye alegría, ira, tristeza y felicidad, y sus reacciones ante diversas situaciones son mucho más claras.
Además de su capacidad para interactuar físicamente con su dueño, Moflin cuenta con una aplicación móvil que permite profundizar aún más el vínculo emocional entre el usuario y la mascota robótica.
Esta función, según lo explicado por Casio, la compañía fabricadora y distribuidora, permite un seguimiento y ajuste del comportamiento de Moflin.
Moflin puede reservarse por un precio de ¥59,400, lo que equivale aproximadamente a $398 USD, y su disponibilidad está programada para el 7 de noviembre.
Además de la compra del robot, la empresa ofrece un servicio de suscripción opcional llamado Club Moflin, cuyo costo es de ¥6,600 (unos $44 USD al año). Este servicio incluye beneficios como descuentos en reparaciones, limpiezas e incluso la posibilidad de un reemplazo completo de la piel del robot, brindando así un soporte adicional para mantener en buen estado la mascota robótica.
El panorama de las mascotas robóticas
El panorama de las mascotas robóticas ha crecido en los últimos años, con avances que buscan replicar el comportamiento de animales reales y ofrecer compañía emocional. Estas mascotas integran inteligencia artificial y tecnología avanzada para interactuar con los humanos de forma cada vez más realista.
Por ejemplo, Xiaomi ha desarrollado un perro robótico llamado CyberDog, capaz de realizar trucos como saltar, girar y seguir comandos, lo que demuestra el potencial de estos dispositivos para entretener y acompañar. Al igual que Moflin, estos robots están diseñados no solo para cumplir funciones prácticas, sino también para crear vínculos emocionales con sus dueños.