En un discurso crucial, el primer ministro británico, Keir Starmer, anticipó con franqueza que Gran Bretaña deberá enfrentarse a un período difícil antes de lograr mejoras significativas. Este mensaje fue dado en el Jardín de Rosas de Downing Street, sede del ejecutivo.
En su declaración, Starmer subrayó la necesidad de tomar decisiones impopulares, las cuales incluirían impuestos “dolorosos” a los ricos y recortes de gastos.
Estas medidas son vistas como necesarias para abordar los problemas endémicos que, según él, fueron producto del desgobierno conservador.
Starmer, quien asumió el poder en julio con una amplia victoria, ha planteado una transformación profunda de la sociedad británica. Recalcando el rechazo a la política tradicional, advirtió que las adversidades del país aumentarían antes de mejorar.
En su discurso, el líder laborista prometió que se centrará en la creación de riqueza y en el crecimiento económico nacional aunque, para ello, tendrá que tomar “medidas duras”.
Además, el primer ministro habló sobre los recientes disturbios contra inmigrantes, los cuales reflejan divisiones que, a su juicio, han sido exacerbadas por la preferencia conservadora por el populismo.
Starmer señaló que aquellos que participaron en las revueltas han sido capaces de “explotar las fracturas de la sociedad tras 14 años de populismo y fracaso”. Los disturbios “expusieron el estado del país”, según observó.
Un elemento notable de su discurso fue la mención de un inesperado agujero negro económico dejado por el gobierno anterior, cifra que asciende a 22.000 millones de libras (29.000 millones de dólares).
“Hemos heredado no solo un enorme agujero negro económico de 22.000 millones de libras sino un agujero negro en la sociedad y eso es por lo que hemos adoptado medidas para hacer las cosas de manera diferente”, apuntó el primer ministro.
Este déficit ha obligado a la nueva administración a tomar decisiones drásticas, como limitar los pagos de combustible para los ancianos.
Entre otras medidas controvertidas figura la retirada de un subsidio de ayudas para afrontar facturas energéticas durante el invierno a aquellos pensionistas en mejor situación económica, una decisión que, según Starmer, “se ha tenido que adoptar” y que justificó alegando que “está costando al país una fortuna” y es inviable si se quiere hacer crecer la economía.
El Partido Conservador, ahora en la oposición, ha acusado a Starmer y a su Partido Laborista de exagerar la magnitud de la situación fiscal con el fin de justificar incrementos en los impuestos.
Starmer, por su parte, planteó que en octubre se presentará un presupuesto que definió como “doloroso”, haciendo énfasis en que aquellos con mayores recursos deben asumir una carga mayor.
En su alocución, realizada en un entorno que fue escenario de controversiales fiestas del gobierno conservador durante la pandemia, el líder laborista insistió en su compromiso de ser honesto con la ciudadanía sobre las opciones difíciles a las que se enfrenta el país.
“Francamente, las cosas empeorarán antes de que mejoren”, reiteró, dirigiéndose a una audiencia compuesta por aprendices, profesores, enfermeros, pequeños empresarios y bomberos.
Esta narrativa de honestidad y necesidad de decisiones duras busca marcar un contraste con la anterior administración, a la cual Starmer responsabiliza por las actuales dificultades económicas y sociales del Reino Unido.
También dijo que el cambio no sucederá “de la noche a la mañana”, aunque subrayó que el laborismo “ha logrado más en siete semanas que lo que obtuvo el último gobierno en siete años”.
(Con información de Reuters y EFE)