El Día del Arquitecto se celebra cada 1 de julio en Argentina desde 1985, siendo una fecha emblemática en la que se homenajea a los profesionales de la construcción del país.
El día había sido establecido por la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) ese año como una fecha de celebración a nivel mundial. Sin embargo, en 1996, durante el Congreso Internacional de Arquitectura en Barcelona, la organización decidió cambiar la fecha original de conmemoración al primer lunes de octubre, para alinearla con el Día del Hábitat de la ONU.
En Argentina, la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), que nuclea a 24 entidades nacionales de arquitectos, decidió mantener la celebración el 1 de julio, en conmemoración de la creación del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo (CPAU) en 1947. Este organismo fue constituido para regular la profesión y garantizar el ejercicio correcto de la arquitectura. Desde entonces, esta fecha se mantuvo como una jornada simbólica para reconocer la labor y el aporte de los arquitectos argentinos al desarrollo urbano y la construcción en el país, siendo una tradición muy arraigada.
La UIA, una organización no gubernamental reconocida por la UNESCO y presente en 155 países, fue fundada en Lausana, Suiza, el 28 de junio de 1948. Su objetivo es promover la arquitectura y su importancia en la sociedad. El cambio de la fecha de celebración internacional al primer lunes de octubre se realizó para vincular la arquitectura con el desarrollo sostenible de las ciudades, resaltando la importancia de construir entornos urbanos más amigables con el medio ambiente. Así, el Día Internacional del Arquitecto de 2024 se celebrará el 7 de octubre.
En otros países sudamericanos, cada nación adoptó su propia fecha para honrar a los arquitectos. Uruguay lo celebra el 27 de noviembre, Brasil el 15 de diciembre en homenaje a Oscar Niemeyer, Chile el 4 de agosto y Bolivia el 13 de noviembre.
Día del Arquitecto: grandes exponentes de la Argentina
Clorindo Testa. Si bien nació en Italia en diciembre de 1923, a los pocos meses de vida, su familia se mudó a Buenos Aires. Se graduó en la Universidad de Buenos Aires a los 25 años y desde entonces tuvo una carrera que lo consagró como uno de los más vanguardistas en su rubro, con obras imponentes como los edificios de la Biblioteca Nacional, del Banco de Londres y también el Centro Cultural Recoleta. Murió en 2013.
César Pelli. Nació en Tucumán en 1926 donde, 22 años después, se recibió de arquitecto en la Universidad Nacional de Tucumán. Sin embargo, cuatro años más tarde se fue a vivir a los Estados Unidos, donde se radicó y desarrolló toda su carrera, convirtiéndose en uno de los más reconocidos arquitectos del mundo. De todas sus obras, la más famosa son Las Torres Petronas, en Kuala Lumpur (Malasia), que hasta 2003 fueron las más altas del mundo. Ganó muchos premios internacionales, como también el Konex de Brillante en 2012. Murió el 19 de julio de 2019, a los 92 años.
Amancio Williams. Porteño de nacimiento, en 1913, egresó como arquitecto de la UBA en 1948 y se transformó en uno de los referentes del movimiento modernista. Su obra más famosa es La casa del puente, en Mar del Plata. La construyó sobre el Arroyo de las Chacras y está considerada como una de las 20 casas del movimiento moderno más importantes del mundo. En 1977 fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional. Williams murió en 1989.
Mario Roberto Álvarez. Nació en Buenos Aires en 1913 y se recibió de arquitecto en la UBA en 1936, con medalla de oro. Fallecido en 2011, Álvarez fue uno de los más célebres arquitectos argentina, con creaciones famosas como el edificio de la Bolsa de Comercio, el de IBM, la Torre Le Park, el Hilton de Puerto Madero y el Centro Cultural San Martín.
Justo Solsona. En agosto cumplirá 91 años. Egresó de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA y entre sus grandes creaciones están los edificios de ATC (Argentina Televisora Color), que actualmente es la TV Pública (TVP) y el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
Enrique Jan. Su obra más importante es el diseño del Planetario de la Ciudad de Buenos Aires, en los bosques de Palermo. El mismo arquitecto definió este edificio como “uno de los pocos en el mundo proyectado y construido a partir del módulo triángulo equilátero”. Según explica la página del Gobierno de la Ciudad, “esta elección arquitectónica contiene una simbología: es la superficie plana más perfecta que se puede realizar con un mínimo de lados iguales, mostrando la íntima relación entre las partes y el todo, lo que va desde la partícula elemental primera hasta ese desarrollo cósmico en el cual estamos inmersos”.
