“Javier, ahora lo conveniente es dejar al gabinete como está”. Guillermo Francos aconsejó al Presidente de que es tiempo de iniciar una “paz romana”, después del frenético primer semestre. Se sabe: para Javier Milei el conflicto permanente es combustible para La Libertad Avanza. Pero, el jefe de Gabinete, convertido en un gestor serial, quiere aprovechar el envión de la Ley Bases y la reforma fiscal para enterrar los coletazos de la primera semana de junio. Fue la peor que atravesó el Gobierno, con una seguidilla que comenzó con el despido de Nicolás Posse, siguió con los escándalos en Capital Humano y terminó con los rumores sobre la salida de la canciller Diana Mondino.
Sandra Pettovello fue la primera en dar muestras de que la intención de mantener el gabinete excede a Francos. La ministra de Capital Humano, que desde que asumió no da entrevista a la prensa, confirmó en una videollamada con militantes en el Obelisco que no va a renunciar. “Es muy difícil seguir adelante, pero no voy a abandonar. Primero porque vine acá para bancar a mi amigo, y a mi amigo solo no lo voy a dejar. Y segundo, porque creo que a la Argentina la cambiamos entre todos y sacando la mugre… y yo la voy a seguir sacando”. Fue un gesto de correspondencia después de que Milei desplegó todas las señales para protegerla.
El video empezó a circular el viernes en redes sociales, pero la ministra buscó despegarse. “Fue gente ahí y me llamaron. Quieren apoyarme, yo les dije a los pibes que no lo suban”, les dijo a sus colaboradores.
Como sea, sirvió para desmontar el anuncio con el que Milei quiso salir del paso cuando le preguntaron por su examigo Posse: “Todo el gabinete está en análisis y se resolverá después de que salga la Ley Bases”. La Ley asoma la cabeza en Diputados y la frase del Presidente busca canal de parto. No es la primera vez que una declaración presidencial cae en saco roto. Pasó cuando anticipó que vetaría la ley de actualización de las jubilaciones. “Para qué anticiparse. Es mejor no decir nada”, opina alguna voz librepensadora.
Ni bien reemplazó a Posse, Francos buscó terminar con polémica en el bar: juntó a todo el gabinete en una confitería a metros de la Casa Rosada para clic, sellar la paz y aventar rumores de próximas renuncias. La crisis de Capital Humano -por la denuncia de Juan Grabois sobre alimentos acopiados en depósitos, los reclamos de la Justicia, la avanzada de Pettovello contra el secretario de Niñez y Familia Pablo De la Torre, al que echó y denunció- hizo tambalear a la mesa de los libertarios. También las versiones de un malestar presidencial con la canciller Mondino, que no formó parte de la comitiva al G7, y las especulaciones sobre un cambio por Daniel Scioli.
La onda pacificadora tuvo otros gestos: Milei abrazó sonriente al Papa durante la cumbre de G7 en Italia. Jorge Bergoglio había protagonizado dos señales contrarias al Gobierno: una foto con sindicalistas de Aerolíneas Argentinas en medio del debate por la privatización -que después la LLA desistió en el Senado- y una foto con el gobernador Axel Kicillof. También el Presidente accedió a viajar a China para una reunión con Xi Jinping, después de la aprobación del swap por US$5000 millones.
En el Gobierno desterraron para esta nueva etapa la palabra “relanzamiento” y prefieren hablar de una reconfiguración en segundas y terceras líneas. El único ingreso previsto, por ahora, es el de Federico Sturzenegger para la modernización del Estado.
También como enfermero de la mutilada Ley Ómnibus: “el coloso”, como lo llama Milei, será el encargado de impulsar una a una las leyes que fueron tiradas por la ventanilla en el fallido primer paso por Diputados. El Gobierno espera que el 27 de junio esa cámara le dé finalmente la ley con la que piensa dar vuelta el primer semestre con el pacto con los gobernadores, el 9 de julio.