Las consecuencias por las dramáticas inundaciones en el sur de Brasil siguen en aumento. Las autoridades elevaron la cifra de fallecidos y damnificados. Hasta el momento 83 murieron, al tiempo que hay 111 desaparecidos que son buscados intensamente por los grupos de rescate y emergencia.
Para colaborar en esta búsqueda, el gobierno argentino puso a disposición de Brasil una lista de insumos militares, de defensa y seguridad. Es, según le confiaron a TN desde la Cancillería, una cantidad inédita en la relación bilateral.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, describió el domingo la situación como un “escenario de guerra”. La tragedia golpeó unas 364 ciudades y poblados de Rio Grande do Sul, una extensa región agropecuaria con una población de 11 millones.
A través de un breve comunicado, en las últimas horas el Palacio San Martín informó que le ofreció al gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva colaboración con:
- Una brigada compuesta por 20 efectivos y caninos de la Policía Federal Argentina.
- Expertos en logística de la Comisión Cascos Blancos.
- Un avión para transporte de personas y/o carga.
- 3 helicópteros para traslado y evacuaciones.
- Equipo móvil sanitario con personal de sanidad.
- Buzos tácticos de la Armada Argentina.
- Unidades de ingenieros con embarcaciones.
- 2 plantas potabilizadoras de agua.
- Cajas de pastillas potabilizadoras de agua.
Al mismo tiempo, la Argentina reiteró “su su solidaridad con el Gobierno y pueblo de la República Federativa del Brasil ante las trágicas consecuencias producidas por las inundaciones que afectan al Estado de Rio Grande do Sul”.
Paró de llover pero el agua anega todavía este lunes Porto Alegre y centenares de otras ciudades en el sur de Brasil, mientras crece la preocupación por el abastecimiento de agua y alimentos por la peor catástrofe climática en la región.
La catástrofe multiplica las escenas de desesperación. Cientos de habitantes de esta ciudad de 1,4 millones se han volcado en ayudar a personas atrapadas en sus casas, en algunos casos desde hace días.
El fenómeno meteorológico, que dejó volúmenes de lluvia históricos y ha convertido las calles en ríos, es atribuido por expertos y el propio gobierno brasileño al cambio climático.