Hoy, finalmente, se aprobó en el Congreso la ley Bases. ¿Qué significado tiene la sanción de hoy? Más allá del contenido de la ley, lo importante es que mucha gente, observadores económicos, el Fondo Monetario Internacional, la dirigencia en general, está mirando si el Gobierno de Javier Milei podía ordenar el juego político al obtener una ley del Congreso a su favor, o si iba a ser un gobierno condenado a gestionar sin leyes, con toda la dificultad y la precariedad que significa gobernar por decreto. También anticipaban algo peor, como hacerle leyes en contra, es decir, si se le iba a armar un frente adverso de sectores enfrentados al gobierno (por ideología o por intereses) que iba a lograr bloquearlo, y en algún punto, coparticipar impuestos que asfixiaran fiscalmente al gobierno.
Esta incógnita se empezó a despejar, por lo menos, en la Cámara de Diputados. No hubo demasiadas sorpresas, salvo una, que tiene que ver con los impuestos a los cigarrillos. Y es un tema bastante complejo de entender por una razón elemental, que es la más insólita. Importantísimos actores de este tema, que tiene que ver con el impuesto a los cigarrillos, obran al revés de lo que dicen que quieren obrar.
En la Argentina había un impuesto interno que fijaba un mínimo para los cigarrillos, es decir, más allá del precio, si una empresa tabacalera no llegaba a pagar el 70% de lo que corresponde del impuesto a los cigarrillos, había un monto mínimo que tenía que pagar, que lo iba estableciendo la AFIP mes a mes.
Una tabacalera, Sarandí, que pertenece a un señor muy controvertido llamado Pablo Otero, va a la Justicia y dice “esto es inconstitucional” y logra, con distintas medidas cautelares, no pagar el impuesto. La Corte volteó esas cautelares, pero seguía sin pagarlo porque, curiosamente, la AFIP, en toda la época del kirchnerismo, no le pedía que pagara esa deuda que se fue acumulando y que es de $40.000 millones.
¿Qué hizo el gobierno de Milei? Dijeron, “vamos a terminar con este tema, le vamos a dar la razón a Sarandí, eliminamos ese impuesto mínimo y fijamos, para todas las tabacaleras, 70% de impuestos sobre el cigarrillo. Un impuesto alto que tiende a desalentar, obviamente, el consumo de cigarrillos. Acá es donde empieza a confundirse el rol de todo el mundo.
Hay un bloque de diputados, el bloque del PRO, presidido por Cristian Ritondo, que dice, queremos que se mantenga el sistema anterior. Y aparentemente, Pablo Otero, que era el que quería que le voltearan el sistema, decía, “no, yo quiero mantenerlo, porque me conviene más seguir obteniendo cautelares que me permiten no pagar el impuesto, que pagar normalmente este nuevo impuesto que se va a fijar igual para todos”. Es decir, “quiero que se mantenga aquello por lo cual protesto en la justicia, porque en los tribunales ‘consigo’ -no sabemos de qué manera las consigue- medidas cautelares”.
El Gobierno dijo, “bueno, Ritondo nos pide mantener los intereses de Otero. No vamos, entonces, a modificar el sistema impositivo tal cual el gobierno de la Libertad Avanza quería modificarlo”.
Anoche, un grupo de diputados -y esto tiene significado político-, la Coalición Cívica, los radicales -salvo dos diputadas de la Capital que, extrañamente, se divorcian de su bloque, Danya Tabela y Mariela Coleta- y, acá viene lo interesante, 20 diputados de lo que era el Frente para la Victoria, de Unión por Todos, del kirchnerismo, dicen, “no, nosotros queremos volver al proyecto del Gobierno, aún en contra de los intereses de Otero”.
¿Y dónde está la sorpresa? La sorpresa es que los diputados del Gobierno, en vez de aprovechar que tenían una mayoría para volver a poner este impuesto que querían poner y despejar todo este tema impositivo sobre el tabaco, votaron en contra de su propio proyecto.
Extrañamente, La Libertad Avanza vota en contra de lo que quería la Libertad Avanza al comienzo, como Otero, que quiere mantener el impuesto por el cual se quejaba. Sobre este tema, hubo denuncias penales por coimas a algunos diputados en la justicia federal.
Y ahora, una incógnita que abre hoy Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados, que dice, “no sabemos si el presidente Milei no va a terminar vetando el sistema impositivo que él quería poner”.
Hablamos de crisis de representación. Hablamos de que hay un problema entre la política y la gente. ¿Cómo no va a haber un problema entre la política y la gente, si por un tema que mueve millones de pesos o de dólares aparecen denuncias por coimas en los tribunales, y si aparece un gobierno que decide, por razones misteriosas, oponerse a lo que ese mismo gobierno había prometido o había propuesto en un tema tan sensible y con tantas sospechas de corrupción?
¿Qué queda de la política? Una división en el bloque kirchnerista, por primera vez. El peronismo votó dividido en tres. Un sector votó a favor de reincorporar el proyecto original, liderado por Victoria Tolosa Paz, un desprendimiento de Victoria Tolosa Paz respecto del bloque de Cristina. Otros votaron en contra y otros se abstuvieron. Mucha participación, junto con Tolosa Paz, con los radicales y con la Coalición Cívica, del gobernador de Salta, una provincia siempre alineada con los intereses tabacaleros.