Madonna es un ícono del sexo. No en vano, en 1992 publicó un polémico libro titulado Sex, el cual albergaba fotografías fetichistas suyas que escandalizaron a toda una generación. Simultáneamente, lanzó su álbum Erotica, apoderándose de los discursos negativos sobre su sexualidad que recorrían las portadas de las revistas. “Soy mi propio experimento. Soy mi propia obra de arte”, le dijo a Vanity Fair por aquel entonces, en un intento por sellar su estatus. La publicación tuvo el efecto contrario, y las críticas solo iban en aumento, hasta que su paciencia explotó un 31 de marzo de 1994, en lo que se conoce como el espacio más censurado de la historia de la televisión en Estados Unidos.
Hace 30 años, lo que sería una entrevista de 20 minutos con David Letterman para su programa Late Night with David Letterman, se convirtió en una de las noches más desafiantes para la reina del pop. El conductor era más que conocido por realizar comentarios sarcásticos e insultantes respecto a sus romances y su vida sexual, haciendo alusiones humorísticas a su vestimenta, sus actuaciones e incluso sus proyectos artísticos.
“Nuestra invitada de esta noche ha vendido más de 80 millones de discos, ha protagonizado innumerables películas y se ha acostado con los nombres más importantes de la industria del entretenimiento”, fue como Letterman decidió presentar a Madonna, estableciendo el tono de la conversación. Pero ella no se dejó intimidar y en el primer minuto respondió: “¿por qué estás tan obsesionado con mi vida sexual?”.
Y aunque el presentador intentó dirigir la conversación hacia terrenos menos controversiales, la firmeza de Madonna se hizo evidente cuando rechazó las numerosas solicitudes de Letterman para que besara a un miembro de la audiencia. “Eres una maldita persona enferma”, le dijo. En inglés, la palabra que eligió fue “fuck”, pronunciada al menos en 13 ocasiones durante la emisión al aire. Además, también utilizó el término “shit” en varias oportunidades.
Estas expresiones, entre otras, están clasificadas como obscenidades por las regulaciones de la señal abierta, y el problema se agrava aún más si consideramos que la emisión se realizó durante un horario de protección al menor. Por supuesto, hemos visto a otros artistas emplearlo, pero suelen ser involuntarios, y para evitarlas, las cadenas de televisión tienen la opción de insertar un sonido de censura sobre el audio original.
En otro intento de Letterman por redirigir la conversación hacia el fanatismo de Madonna por la liga deportiva NBA, ella realizó una alusión al micrófono que colgaba encima de ella y lo comparó entre risas con la longitud de los genitales de un jugador. Y mientras continuaba con el juego de doble sentido, el conductor intentó cortarla en seco: “¿acaso estoy hablando chino? ¡detente!”.
Hasta este punto, el ambiente se mantenía ligero. Pero Madonna dio señales de que sus intervenciones no eran simples bromas al aire cuando mencionó: ”En tu show, todo lo que hacen es hablar de mi vida sexual. No haces un solo programa sin pensar en mí, y ahora que estoy aquí no quieres hablar del tema”, sostuvo. Poco después la producción solicitó ir a un corte comercial, pese a las negativas de la cantante.
De regreso, se vio a Madonna fumar un puro, y la conversación se tornó aún más incómoda. “Antes eras un buen tipo. El dinero te ha ablandado. Ahora besas el trasero de cada estrella que viene aquí”, le increpó. A lo que él respondió preguntándole si estaba irritada. “Tú me irritas a veces”, le mencionó, mientras él rápidamente replicó: “bueno, tú también me irritas”.
“Siempre me estás jodiendo en tu programa”, repitió Madonna al menos dos veces, para luego evitar responder otras de las preguntas que le realizaban (incluida la trasmisión de un video donde aparece desnuda manejando una bicicleta). También solicitó “algún otro segmento”, debido a que el guion era aburrido.
“Quiero agradecerles por venir al show. Esto no debió ver la luz del día, no te perdiste de nada esta noche”, dijo Letterman anticipando lo que creía que sería el fin de la charla. Pero su invitada tenía otro plan, y seguía impartiendo un lenguaje soez. “Esto es la televisión americana. La gente no quiere oír cosas así en casa a las once y media de la noche”, le explicó entre aplausos del público. “¿La gente no quiere oír la palabra “joder”?, pregunta ella.
Al ver que la actitud de la diva del pop no cambiaría, Letterman solicitó a la mesa de edición que cortara su micrófono. “¡Ella necesita ser frenada, hay algo malo con ella!”, gritó a viva voz. Tras un nuevo comercial, hubo algunos intercambios de palabras, mientras el conductor intentaba despedirse una vez más: “Me alegra que hayas venido esta noche a ofendernos a todos”.
Madonna se negaba a irse, y por ratos, volvía con un nuevo tema de conversación que tenía como protagonistas a la orina y la marihuana. Entre una nueva pausa comercial, “cuando volvamos, todavía estaré aquí”, bromea ella, pero al regreso ya no está. La agrupación Counting Crows cantó “Round Here”, y de vuelta a Letterman, él adelantó la programación del próximo día y finalmente se despidió con un “lo siento, buenas noches a todos”.
El detrás de cámaras
Puede que se intuya, pero sí, Madonna estuvo bajo el efecto de la marihuana en aquella entrevista, según confesó posteriormente. Pero el show fue un éxito. Según Los Angeles Times, el episodio otorgó uno de los diez mejores ratings en la historia del programa, evidenciando el interés masivo del público. Aunque como era de esperarse, la actuación de la cantante generó comentarios divididos.
The New York Post fue especialmente crítico al afirmar: “Desafortunadamente, esto es lo que esperamos de Madonna. Ha construido una carrera en torno a la blasfemia y la obscenidad. Un hito patético para una mujer sin talento e ingenio. No tiene nada que vender excepto escándalo. Como no puede volar como las águilas, busca comida como los ratones”.
Por otro lado, Robert Morton, uno de los productores del programa, mostró una postura más matizada en declaraciones a Los Angeles Times: “Si va a repetir el programa del jueves pasado, no creo que la volvamos a invitar. Pero si quiere venir a cantar una canción, estoy dispuesto a escucharla”.
David Kellison, empleado de Morton y actual productor de televisión, proporcionó una interesante perspectiva en un artículo para Grantland. Contó que Madonna tenía la intención de confrontar a Letterman con algunas de sus burlas hechas en monólogos previos. En este plan se dijo que mencionaría las palabras malsonantes y comentarios sexuales, aunque no había una pauta establecida.
Un año después, la propia artista ofreció su perspectiva sobre el incidente en una entrevista con Spin en 1996. Ella dijo: “me arrepentí en ese momento, pero con el tiempo estoy feliz”. El capítulo quedó inmortalizado en la cultura pop, y se considera un ejemplo de cómo contrarrestar el machismo y la misoginia con sus propias tácticas, o simplemente “darles de su propio chocolate”. Si bien Madonna y el sexo fueron un sinónimo en la década de los 90, la historia es otra si hablamos de sexismo.