Solo en un territorio devastado, el que ocupó hasta su estallido el viejo sistema político, Javier Milei cambió gestión por show y compite contra sí mismo por sobrevivir en el poder. A cuatro meses de haber asumido el gobierno, el presidente tiene la oposición que le encanta tener, vive con euforia la fiesta del mercado y está convencido de que puede consolidar la transformación de la Argentina que ya inició.
Con el poder adquisitivo en ruinas, la recesión que se respira en el aire, vía libre para los despidos y la pobreza que se traga cada día a antiguas capas de la clase media, el ajuste más grande de la historia de la humanidad avanza sin que la imagen del líder de ultraderecha se resienta en forma proporcional. En otra dimensión, la hinchada de Luis «Toto» Caputo vuelve a descorchar en modo timba. Milei mantiene el dólar dopado con el control de cambios que repudia pero sostiene y su imagen a flote gracias a la clase política sobre la que descarga las culpas del presente.
El desfasaje entre los números de las encuestas que consumen en Casa Rosada y la violencia de los aumentos que alteran la vida de millones de personas es parte de un cuadro general en el que prima el desconcierto. Le pasa a empresarios y viudos del macrismo que miran con incredulidad a un Milei que camina descalzo entre las brasas.
La disputa está entre los que esperan hace rato que la ola del descontento rompa en la costa de Milei y los que advierten que hay una nueva Argentina, distinta a la que se vino abajo el 19 de noviembre. Como si el odio a la política, el resentimiento general y el trabajo de expertos que encauzaron el enojo contra las figuritas repetidas de la política bastara para justificar el presente. Como clonados, los consultores repiten que, al margen de los argumentos y de los datos del INDEC, Milei todavía no paga costo ni pierde credibilidad.
Siempre hay razones para lo que se supone inexplicable. Pero no es la primera vez que la desesperación social construye espejismos de los que después se arrepiente.
Confiados en que la sociedad se resignó a sacrificarse para dejar atrás un modelo agotado, Milei y el secretario de Energía Eduardo Rodríguez Chirilo acaban de lanzar un tarifazo bestial con subas que según los especialistas llegarán al 1000%. Los cuadros tarifarios del gas estaban atrasados pero los nuevos que publicó el discípulo del cavallista Carlos Bastos ignoran que Argentina tiene los salarios más bajos de América Latina y llevan a que un usuario de ingresos medios pague lo mismo que uno de ingresos altos. Hay que pasar, otra vez, el invierno.
Superiores a las subas de la luz, los aumentos apuntan a devolverle toda la rentabilidad a las empresas en un solo acto. «Nadie les pidió tanto tampoco», dice un hombre de consulta permanente del sector empresario. De acuerdo a su visión, lo más fuerte es la recomposición de un componente de la tarifa, el Valor Agregado de Distribución (+300%) y Valor Agregado de Transporte (+675%), que además pasará a pagarse como cargo fijo. Así, Milei le garantiza a las empresas los distribuidores y transportistas que sus márgenes de ganancia se van a disparar. Lo que podría haberse hecho en un plazo de un año y medio, dice, se ejecuta en un solo movimiento sin que se entienda la razón, en un contexto de salarios pulverizados.
Entre los grandes ganadores en distribución de gas natural, se destaca la empresa más grande del país, Camuzzi -Gas Pampeana y Gas del Sur-, de Alejandro MacFarlane, el íntimo amigo de Mauricio Macri que compró la compañía en 2017 y acaba de debutar como dueño de los Sharks, el club de rugby de Miami en el que está asociado a Marcos Galperin. También, gana a lo grande Metrogas, donde YPF controla el 70% del paquete accionario y José Luis Manzano y Daniel Vila son el segundo accionista.
En el mundo del transporte, los beneficiados serán Transportadora de Gas del Norte (TGN), que pertenece al Grupo Techint y Transportadora de Gas del Sur (TGS), donde Marcelo Mindlin está asociado al millonario brasileño Edmon Safra y a la familia del nuevo embajador en Francia, Ian Sielecki.
La resolución Nº41 del 27 de marzo, además, autoriza que los precios del gas natural en el Punto de Ingreso al Sistema de Transporte (PIST) tendrán una actualización mensual en dólares.
Los especialistas del sector aseguran que el tarifazo no responde a la presión del FMI porque la reducción de subsidios será menor de lo que se supone; el componente energético de la tarifa de gas mantendrá el subsidio.
La brutal transferencia de ingresos en beneficio de los concesionarios de gas es una ofrenda de La Libertad Avanza a las empresas para que aumenten sus inversiones y tendrá como blanco principal a muchos de los que votaron a Milei. Algunos advierten que un fuerte aumento de la morosidad puede anticiparse a los fallos de la justicia. Para los sectores de menores ingresos que no acceden a gas natural de red, el problema es el aumento de la garrafa: la de 10 kilos ya cuesta entre 9000 y 11000 pesos en las provincias.
El establishment repite que el rumbo de la ultraderecha es correcto, pero teme que esta nueva oportunidad histórica se evapore en el aire porque no hay ni consenso político ni cambio regulatorio que blinde el shock.
En el centro absoluto de la escena, Milei busca el acuerdo de gobernadores que están prisioneros del ajuste y las encuestas. La vieja polarización es un eco de fondo que no altera las cuentas del ex panelista. Elige a Cristina como contraparte y posterga a un Macri que espera la crisis para comprar barato una parte del gobierno. El ex presidente recuperó la ciudad a través de su primo y dice estar más liviano sin la presión de los radicales y de Elisa Carrió. Pero los Milei lo consideran una postal del pasado que no vuelve.
Sin el acuerdo que Macri quiso firmar, el mapa político ya se reconfiguró a pedir de Milei. El enfrentamiento es entre los fundamentalistas de mercado y la casta; entre la derecha que se extrema y la política que se diluye; entre paleolibertarios que conducen a los residuos del PRO y un populismo donde se confunden desde el peronismo hasta Horacio Rodríguez Larreta y los radicales de Martin Lousteau y Emiliano Yacobitti.
Con la representación política en decadencia y los sindicatos en busca de frenar la doble ofensiva de los despidos y el disciplinamiento, el tarifazo volverá a poner a prueba la paciencia inagotable de la clase media que se cae del mapa. Los datos del INDEC muestran que la pobreza había ascendido a 41,7% en el último semestre y se había acentuado todavía más a fin de año: en el cuarto trimestre de 2023, el 44,9% de los argentinos -21 millones- ya estaba bajo la línea de la pobreza y el 13.8% -6,5 millones- había caído en la indigencia. Según la medición de la UCA, en dos meses de Milei el universo se expandió y afectó a 27 millones de personas, el 57,4% de la población. Ese continente de nuevos pobres salariales con estatus de clase media es el que puede dinamitar el dominio de Milei.
Aunque el ex economista jefe de Eduardo Eurnekian predica por un país que se transforme en Alemania o Irlanda, el ajuste de shock acelera una tendencia que hermana a la Argentina con países de Latinoamérica donde el contraste entre ricos y pobres es violento.
Los datos de distribución del ingreso del cuarto trimestre de 2023 que el INDEC difundió el último jueves muestran que la desigualdad se profundizó y llegó a los niveles de la pandemia. Según el coeficiente Gini, la brecha entre el decil 10 -los más ricos- y el decil 1 -los más pobres- se elevó a 13. Un informe de Claudio Lozano indica que en los deciles 1 y 2 (el 20% que menos gana) la caída real de los ingresos alcanzó dos dígitos. En el otro extremo de la pirámide, la consultora Suramericana de Martin Guzman marca que el decil 10, los que más ganan, aumentó su participación en el PBI y ganó 2,2 %. Como parte de una tensión que expone diferencias no saldadas en los escombros del Frente de Todos, Guzmán apuntó contra Sergio Massa por el aumento de 1,5 millones de pobres y 1,5 millones de indigentes durante su gestión. La respuesta pública estuvo a cargo de Guillermo Michel.
No todos perdieron y no todos pierden en el camino. Los datos oficiales coinciden con los de las empresas. Los últimos números que el Banco Macro difundió dan cuenta de un período excepcional de ganancias en el que superó sus propias expectativas. En el cuarto trimestre de 2023, cuando la pobreza aumentó y la desigualdad se exacerbó, la ganancia neta del banco de la familia Brito ascendió a $459.865 millones de pesos, 570 millones de dólares a la paridad de ese momento. Según el balance de la entidad financiera, su rentabilidad escaló un 789% en relación al mismo período de 2022. El 78,2 por ciento de la ganancia anual la obtuvo, precisamente, en el cuarto trimestre. Musa inspiradora de los arrepentidos de Milei, el convertible Luis Barrionuevo definió la gestión de la ultraderecha como «una pandemia sin virus», con desocupación, hambre y falta de consumo.
Aunque Caputo y Milei viralicen las cifras de su «vamos ganando», el esquema está atado con alambre. La desaceleración de la inflación que anuncia el ministro de Economía obtura la gran licuadora de Milei, la recesión golpea muy fuerte sobre la recaudación -casi 19% de caída interanual en el IVA- y el ajuste que se necesita cada vez es mayor. El gobierno nacional compensa esa merma con el Impuesto PAIS, pero en las provincias se profundiza la asfixia. Por eso, los ministros de Milei confían en que los gobernadores van a firmar el regreso del Impuesto a las Ganancias que el presidente y muchos de ellos dieron de baja hace unos meses.
Otra vez en camino al atraso cambiario, a la Argentina le siguen faltando dólares. El agronegocio ya se sienta sobre la cosecha y los economistas coinciden en que la caída de la actividad y el derrumbe de las importaciones explican la mayor parte del aumento de reservas. Pero lejos de la economía real, los agitadores del mercado tienen motivos de sobra para festejar porque piensan que van a cobrar en julio los vencimientos con los dólares que la economía no tiene. Entre los bonos que más suben, están los que vencen en el corto plazo. Para ellos, hay plata.
El problema de fondo no se despeja. La consultora Analytica de Ricardo Delgado dice que entre diciembre y febrero, el Banco Central compró U$ 7714 millones gracias a que pateó el pago de importaciones, es decir, elevó la deuda comercial. Para Guzmán, la suba de reservas es igual a la emisión de Bopreal, que ya llega a 7705 millones de dólares. Los perros de Milei se muerden la cola.
Habrá que ver si sobrecumplir las metas con el Fondo y viajar de madrugada a Ushuaia para escuchar los reproches habituales de la generala Laura Richardson alcanza para la gran apuesta del gobierno: que la próxima revisión del acuerdo con el FMI se convierta en un nuevo programa con mayor límite de financiamiento: nueva deuda. De ser así, entre junio y septiembre, Milei podría obtener un respirador artificial que hoy se estima en $5000 millones.
Richardson repitió en Argentina lo que LPO reveló que había dicho en Miami, en octubre pasado: «Lo que veo desde una perspectiva militar es una acumulación de poder militar sin precedentes de China, tanto poder militar convencional como nuclear. Y la inversión en esta región es en toda la infraestructura crítica y puertos de aguas profundas, telecomunicaciones, 5G, tecnología inteligente y espacial». Esa tensión no impide que Joe Biden haya hablado hace unos días por teléfono con Xi Jinping y que este mismo fin de semana Janet Yellen se haya reunido en Beijing con el primer ministro chino, Li Quiang. La secretaria del Tesoro de Biden, de quien depende en gran parte el acuerdo con el Fondo, definió la relación actual de Estados Unidos y China como «más estable».